Edmund Husserl, su pensamiento: La Fenomenología como Método. Lo mismo que
Descartes, Husserl quiere darle a la filosofía un método absoluto sobre el cual basa su sistema de
verdades. Así como Descartes se había inspirado en la firmeza de las matemáticas para lograr su
método, Husserl hace una distinción en la evidencia que aparece a nuestro espíritu, de la cual dice que hay dos clases: Evidencias asertoricas, que se refiere a una verdad pero no hace imposible
que lo contrario sea verdadero, este tipo de evidencias se encuentran en los hechos que
continuamente palpamos.
Y evidencias apodícticas, es superior a la anterior pues no sólo se refiere
a algo verdadero sino a lo necesario, de tal modo que sería absurdo pensar lo contrario como
verdadero; este tipo de evidencias lo encontramos en verdades rigurosas como las de las
matemáticas. "Husserl piensa que todas la ciencias han procurado basarse en verdades
apodícticas, mientras que la filosofía todavía no lo ha hecho, pues continúa enunciando
proporciones que carecen de validez universal, o sea, que no son válidas para toda conciencia. En
consecuencia Husserl propone para tal fin un método que él denomina fenomenológico".
En
síntesis esta fenomenología consiste en remontarse por intuición hasta las esencias que posibilitan
las captaciones ordinarias; así por ejemplo, hacer la fenomenología del amor no consistirá en
describir experiencias concretas y realistas del amor, sino las vivencias necesarias para
experimentar el amor como un valor.
"La fenomenología echa mano de la descripción de lo que aparece, pero de aquello que surge con
evidencia apodíctica. Deja entonces de lado la explicación de las cosas por los primeros principios
y por las causas, y establece que es la intuición intelectual el procedimiento propio de la filosofía,
pues no se puede aceptar nada con evidencia apodíctica si no se capta directamente en su
manifestación donde el objeto aparece". Descripción neutra se refiere a la descripción del objeto
presente sin asociarlo con ideas o creencias corrientes e ingenuas acerca de su existencia real. La
aceptación de esa existencia real es necesaria en la vida cotidiana pero no en el rigor filosófico,
esto no quiere decir que se niegue tal existencia, pero tampoco que se afirme, simplemente se
permanece en una postura neutral.
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