La historia da origen a una rica problemática, que se despliega en múltiples
cuestiones. En primer lugar debemos distinguir dos aspectos: la historia como realidad y la historia
como ciencia. "La historia como realidad consiste en un conjunto de acciones humanas realizada
sucesivamente en el tiempo y de sus resultados relacionados entre sí. La historia como ciencia es
el estudio crítico y la narración ordenada de esos acontecimientos". La historia es un resultado en
que se conjugan todas las modalidades que reviste la realidad, la unidad y la diversidad, la
necesidad y la libertad, el determinismo y la contingencia, la fijeza de leyes universales con la
movilidad de los acontecimientos particulares, sujetos a múltiples circunstancias variables en
imprevisibles que influyen en el curso de los sucesos. La historia es una realidad pero no toda la
realidad es historia, ni es histórica, ni siquiera tiene historia. La historia está integrada por hechos,
sucesos o por acontecimientos como resultado de las acciones humanas, pero no de todas, sino
solamente de algunas especialmente importantes, las cuales no desaparecen por completo en el
pasado, sino que perduran de algún modo, prolongando su acción en una especie de
supervivencia en el futuro.
La historia, son productos de resultados de las acciones de los hombres, bien sea individualmente
o bien en colectividades naturales o artificiales. La historia no la han hecho ni el espíritu universal,
ni el espíritu nacional sino hombres concretos, particulares y existentes, mediante acciones
realizadas en un tiempo determinado. La historia requiere continuidad, y ésta, en el individuo
aislado, solamente se da mientras dure su vida, pues ella se constituye por acciones, relaciones
que rebasan el orden físico o biológico, entrando en el de la contingencia y, por lo mismo, en el de
la libertad. La historia no se repite jamás, y la han hecho casi siempre por separado, los distintos
grupos étnicos, raciales, sociales o políticos muchos de los cuales han vivido en un aislamiento
casi absoluto, sin influencias apreciables entre sí. "Con esta visión de la historia se da inicio a la
corriente que se llama Historicismo. Este nombre fue dado por K. Werner en 1881 a la filosofía de
la historia de Vico, esto coinciden en subrayar el papel decisivo desempeñado por el carácter
histórico o la llamada historicidad del hombre y en ocasiones de la naturaleza". El historicismo
implica, por tanto, una comprensión del hombre en la historia y por la historia, y toda la vida
humana, con sus ideologías, sus instituciones y estructuras, habría de comprenderse en función de
la historia y según una perspectiva histórica.
El historicismo está muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe la historicidad al
hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del espíritu, al igual que con el
aspecto cosmológico que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la categoría de lo histórico
al mundo entero. Lo mismo cabe darse en una relación del historicismo con lo gnoseológico,
ontológico y religioso como con muchas esferas de la teología actual.
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