1. Historicismo Absoluto. La idea se desarrolla y determina a través de la historia que es más
que manifestaciones pasajeras integradas en el infinito devenir universal. Toda la realidad es
histórica, y en especial el hombre que es un ser esencialmente histórico, ya por su movilidad y
temporalidad, o ya por que es el único ser que llega a la conciencia del devenir dialéctico de la
idea. De esta manera la historia sería el desarrollo de la humanidad, es decir, espíritu objetivo,
espíritu del mundo integrada como parte en el desenvolvimiento general de la idea que evoluciona
hasta convertirse en Dios: "la historia es por lo tanto, una revelación de Dios, una teodicea, una
justificación de Dios en el devenir del Absoluto".
2. Historicismo Relativista. Se fija más en la contraposición entre la naturaleza y espíritu
planteando varias ciencias entre las cuales atribuye a la historia un lugar preferente. Reacciona
también contra el positivismo, pero conserva su principio de que sólo existe lo particular y concreto.
Por ello no puede darse ningún sistema filosófico absoluto, porque la historia nos atestigua el
hecho de una pluralidad de sistemas, que sólo tiene un valor en cuanto expresión de una
conciencia en determinado momento del desarrollo histórico, pues la historia misma está por
encima de todo.
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