sábado, 21 de diciembre de 2013

Intervención de los desórdenes psicológicos

Los trastornos mentales o desórdenes psicológicos usualmente requieren de intervención para ser superados o para minimizar de algún modo el malestar que éstos generan. Según el tipo de trastorno, una intervención podría ser realizada sólo por un psicólogo o requerir la intervención de un equipo multidisciplinario, así médicos, nutricionistas, fisioterapeutas, psicólogos, educadores, psiquiatras y otros profesionales podrían ser partícipes si el caso lo requiriera. Ya que existe cierta confusión con respecto a las diferencias en la labor de un psicólogo y un psiquiatra conviene aprovechar este apartado para aclarar esa diferencia, ya que cada profesional interviene desde su área de formación. 
a) La intervención desde la formación del psicólogo. La formación del psicólogo es una formación básicamente humanista, en la que se considera al ser humano como un ser bio-psico-social. Desde este punto de vista, su formación incluye ver los problemas desde una base orgánica en tanto muchos problemas se manifiestan a través del cuerpo, una visión social, puesto que el hombre manifiesta y genera también sus conflictos por su interacción social y psicológica que hace referencia a aspectos cognitivos, emocionales, de personalidad, etc. Esta formación y la consideración que el hombre es un ser bio-psico-social hace que las intervenciones tengan una fuerte base en los aspectos psicológicos y sociales más que biológicos. Por ello una intervención desde la psicología implica ayudar a la persona a reorganizar sus ideas o a modificar conductas inadecuadas, a buscar estilos más adaptativos, etc. 
b) La intervención desde la formación médica. Los psiquiatras son médicos con especialidad en psiquiatría, esto quiere decir que tienen una visión más orgánica y química de los trastornos. Su misma formación les permite determinar, desde la química del funcionamiento del sistema nervioso o el resto del cuerpo, cuál sería el medicamento que pueden utilizar para intervenir al sujeto. Estas diferencias entre áreas de formación no rivalizan a ambas profesiones; por el contrario, en algunos casos se encuentra como la mejor alternativa que la intervención sea conjunta, cada uno desde su formación y bajo objetivos coordinados. De la misma manera, habrá también otros casos en los que la intervención de otros profesionales será evaluada como conveniente y, por el beneficio del sujeto, se conformarán equipos multidisciplinarios.

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