viernes, 6 de diciembre de 2013

Infancia

Esta etapa va desde el primer año de vida hasta los 5 años. A nivel motor, el niño comienza a caminar, entra en contacto directo con los objetos, experimenta con ellos manipulándolos, se convierte en un ser más autónomo, ya que poco a poco logra controlar mejor sus movimientos: pasa de movimientos gruesos a movimientos cada vez más finos. En la anterior etapa, el niño distinguía a la madre de los demás. En esta etapa esa distinción se extiende y comienza a diferenciar a las personas entre sí y a diferenciarse a sí mismo como otro ser independiente. Es el inicio de la conformación de la autoconciencia, es decir al Yo independiente. 
Este evento y la autonomía que ha conseguido a nivel físico, traen consigo una pequeña crisis propia de esta edad, el niño se torna rebelde cuando los padres limitan sus acciones. Esta etapa es muy importante en la educación del niño, ya que si los padres dan rienda suelta a los caprichos del niño, el aprenderá cómo puede conseguir las cosas y en adelante tratará de imponer sus deseos. Otro aspecto que se inició en la anterior etapa pero que en ésta se desarrolla mucho más es la capacidad de comunicación, tanto con el cuerpo como con el lenguaje verbal. En esta etapa, el niño logra desarrollar las bases para el lenguaje que continuará desarrollando toda su vida. 
Lo importante en esta etapa es que, aunque en el futuro logre duplicar o triplicar su vocabulario, es en esta etapa donde desarrolla la gramática con la que estructura sus oraciones. En etapas anteriores, el sueño y la comida eran sus actividades principales. En esta etapa, el juego se convierte no sólo en su actividad principal, sino también en la actividad más valorada. El juego supone un papel muy importante en su desarrollo social y cognitivo, ya que cuando juega, desarrolla el pensamiento mágico y las fantasías. Desde el enfoque de Piaget, en esta etapa, y gracias a los juegos, se desarrollan las características intuitivas y preoperatorias. Otro aspecto importante del juego es que aunque el niño hable solo durante el juego y se dirija a sí mismo en ese lenguaje, comienza a valorar la presencia de otro coetáneo durante el juego, lo que amplía gradualmente sus habilidades de interacción social.

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