En el siglo V a.C., Parménides fundó una escuela de filosofía en Elea, colonia griega situada en la
Magna Grecia. En su única obra conocida, Sobre la naturaleza, adoptó una actitud opuesta a la de Heráclito en la relación entre estabilidad y cambio, y mantuvo que el Universo o lo que es, es decir,
el ente, se puede describir como una esfera indivisible e inmutable y que toda referencia a cambio
o diversidad es por sí misma contradictoria. Mantenía que nada puede ser realmente afirmado
excepto “lo que es” (el ente). Zenón de Elea, discípulo suyo, intentó probar la unidad del ser
afirmando que la creencia en la realidad de cambio, la diversidad y el movimiento lleva a paradojas
lógicas. Las aporías de Zenón llegaron a ser enigmas intelectuales que filósofos y lógicos de todas
las épocas posteriores han intentado resolver. El interés de los eleáticos por el problema de la
consistencia racional propició el desarrollo de la ciencia de la lógica.
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