Pitágoras de movió en la dirección del dualismo órfico, de los cuales
tomó la doctrina de la transmigración de las almas. Por lo cual dice que el alma procede de otro
mundo, se ha manchado con el pecado y ha de llevar ahora, encadenada al cuerpo, una vida de
expiación, hasta que logre verse libre del cuerpo. Dice que el número es el principio (arjé) de todas
las cosas. Con ello se pone el principio de los seres, no en la materia, como hasta ahora, sino en la
forma. El número es lo que da forma, lo que hace de lo indeterminado algo determinado. Este
descubrimiento del número ha sido muy productivo para el desarrollo de las modernas ciencias de
la naturaleza, que viven cada vez más del número. Por lo tanto, siguiendo con la concepción pitagórica, las relaciones de los cuerpos del universo se expresan a través de números y se
manifiestan ordenadas y proporcionadas. Él pone el fundamento del número en la forma y en su
naturaleza. Pitágoras, además, plantea la teoría de la eterna marcha circular de todas las cosas,
que tuvo su expresión culminante en la idea del cosmos. En el gran año cósmico se nos revela esa
idea de armonía. Así, el proceso cósmico no es una marcha rectilínea, sino que se desarrolla en
grandes ciclos: estrellas y sistemas cósmicos vuelven siempre a su sitio y el reloj del mundo torna
a recorrer el mismo camino de eternidad en eternidad. Decía: "yo me volveré a encontrar ante
vosotros con mi cayado."
No hay comentarios:
Publicar un comentario