Schelling es quien da el paso del
idealismo subjetivo al objetivo, acentúa ya la idea del absoluto. Para él "el sistema completo de la
ciencia parte del yo absoluto". Propiamente, la inteligencia sólo capta lo inteligible. Para él, no
caben más que dos filosofías: dogmatismo, que admite las cosas en sí; y el idealismo, que sólo
admite contenidos de conciencia.
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