La idea mecanicista mundo propio del siglo XVII y la fe en la razón y el sentido común del siglo
XVIII, aunque todavía influyentes, fueron modificados en el siglo XIX por una serie de ideas más
complejas y dinámicas, basadas más en la biología y en la historia que en las matemáticas y la
física. Entre otras, muy importante fue la teoría de la evolución a través de los principios de la
selección natural, formulada en 1858 por Charles Darwin, cuyo trabajo inspiró concepciones de la
naturaleza y de la humanidad que ponían el énfasis en el conflicto y en el cambio como factores
que estimulaban la evolución, y se definían contra la unidad y la permanencia sustancial. Por su
parte, los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels, que se conocieron en París en 1844, elaboraron
la filosofía del materialismo dialéctico, basado en la lógica dialéctica de Hegel, pero hicieron de la
materia (en vez de la mente) la realidad última. De Hegel adoptaron la idea según la cual la historia
avanza de acuerdo con leyes dialécticas y que las instituciones sociales son más reales en el plano
material que una naturaleza física o la mente individual. Su aplicación de estos principios a los
problemas sociales fue llamada materialismo histórico, teoría según la cual todas las formas de
cultura están determinadas por las relaciones económicas y en la que la evolución social acontece
a través de la lucha de clases y revoluciones periódicas. Esta teoría se convirtió en la base
ideológica del comunismo. El filósofo británico Herbert Spencer elaboró una filosofía evolucionista
basada en el principio de la selección natural, que explica todos los elementos de la naturaleza y
de la sociedad como adaptaciones en la lucha cósmica por la supervivencia. Al igual que Comte,
sustentó la filosofía en la sociología y en la historia por considerarlas las ciencias más avanzadas.
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