Federico Nietzsche, su pensamiento.
La originalidad de Nietzsche se evidencia en su carácter
inclasificable. Educado en la rígida escuela post – romántica, que retoma "la imposibilidad del
conocer". "En él no se encuentra una voluntad de sistema, no por ello carece de unidad su obra
filosófica, la cual brilla por su expresión. El aforismo es la forma en que se plasma su pensar
instantáneo". Cuando Nietzsche ataca el idealismo no se dirige a una escuela filosófica en
particular sino a la categoría misma de ideal. Nietzsche es el máximo exponente del nihilismo, el
cual significa que "nada tiene valor, nada es conocido. El Nihilismo de Nietzsche es más una
posición teórica sofística que filosófica. El pensamiento de Nietzsche es un pensamiento negativo".
El pensamiento de Nietzsche está enteramente expresado en los principios de su nueva
valoración, que comprende la subordinación del conocimiento a la necesidad vital e inclusive
biológica, la formación de una lógica para la vida, el establecimiento de un criterio de verdad según
la elevación del sentimiento de dominio, la negación de lo universal y necesario, la lucha contra
todo lo metafísico y lo absoluto.
La filosofía de Nietzsche es, en buena parte, una destrucción de
los supuestos básicos de la filosofía tradicional, destrucción que se concibe como el acto impío de supresión de los presupuestos teológicos encubiertos de la tradición. "La ilusión del conocimiento
absoluto es uno de los supuestos: no hay conocimiento más que en los límites de la especie
humana y validez para ésta, exclusivamente; no tenemos un conocimiento del ser en sí de las
cosas, sino de su ser para nosotros, para los miembros de una especie biológica determinada".
Nietzsche después de haber abandonado a sus maestros Wagner y Shopenhauer es influido
totalmente por la ilustración y los hombres de ciencia, y hasta por el positivismo. De entonces son
sus ideas del agnosticismo metafísico y del eterno retorno, así Nietzsche se atreve a negar la
posibilidad de la metafísica al igual que todo conocimiento de Dios y la inmortalidad del alma.
Conjuga esta pérdida de la fe con la afirmación de la voluntad de vivir presente en su inicial periodo
de pensamiento: "Si el mundo es múltiple, cambiante y aparente, y el hombre está guiado por esa
multiplicidad a través de los instintos, no podrá existir nunca la verdad absoluta; frente a la
metafísica platónica y cristiana, Nietzsche reclama una visión irracional del Universo. La verdad no
puede ser algo absoluto ni definitivo, sino que será siempre relativa, individual, o como el mismo lo
expresó "la verdad consiste en estar siempre en el error". Dentro de esta relatividad, será más
verdadera aquella perspectiva que favorezca la vida, aquella que siga los instintos vitales".
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