Kant distingue dos mundos: El mundo de la naturaleza y el mundo de la
libertad. El mundo de la naturaleza está determinado por la causalidad natural y, junto a ella, una
causalidad por libertad, que rige el otro campo. El hombre, es un sujeto psico-físico, sometido a
leyes naturales, físicas y psíquicas (Yo empírico). El hombre también, como persona racional,
pertenece al mundo de la libertad, deteniendo ésta por característica de la incondicionalidad.
"No se saca la idea de libertad del mundo de la experiencia y de la factibilidad espacio-temporal;
nunca la podríamos descubrir allí, pues en ese mundo impera el determinismo causal" En la crítica
de la razón práctica se hace notar una especie de querer dominar el deber como un factum
inmediato, mientras que la libertad aparece como una presuposición del deber. Para Kant, no hay
nada tan firme como la ley de la razón práctica, aquella persuasión de un "tribunal interior" en el
hombre que se llama "conciencia". "Podrá el hombre desoír la voz de su conciencia, podrá
adormecerla, hasta podrá hacer que el mundo entero no nos de ejemplo alguno de lo que debe ser;
a pesar de todo, el hombre debe y puede lo que debe; pues el deber y la libertad no se los procura
el hombre, simplemente los tiene; están incorporados en su esencia de hombre". El concepto de la
libertad, constituye la piedra angular de todo el edificio de un sistema de la razón, incluso los
demás conceptos: Dios e inmortalidad, que como meras ideas, alcanzan por él realidad objetiva, es
decir, que su posibilidad queda demostrada por el hecho de que la libertad es real. Las ideas de
Dios y de la inmortalidad, no son condiciones de la ley moral, sino condiciones del objeto necesario
de una libertad que determina en la ley, es decir, por el uso práctico de nuestra razón pura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario