Los pronombres personales me, te, lo(s), la(s),
le(s), se, nos, os son palabras átonas que se pronuncian necesariamente ligadas al verbo, con el
que forman un grupo acentual: si preceden al verbo se llaman proclíticos; si lo siguen, enclíticos
(→ ACENTO, 1.1b). Al contrario que los proclíticos, los pronombres enclíticos se escriben soldados al
verbo: mírame, dilo, dáselo (pero me miró, lo dijo, se lo di). A diferencia de lo establecido en
normas ortográficas anteriores, a partir de la Ortografía académica de 1999 las formas verbales
con enclíticos deben acentuarse gráficamente siguiendo las reglas de acentuación (→ 1 y 2); así,
formas como estate, suponlo, deles se escriben ahora sin tilde por ser palabras llanas terminadas
en vocal o en -s, mientras que déselo, léela, fíjate llevan tilde por ser esdrújulas, y oídme, salíos,
reírte, por contener un hiato de vocal cerrada tónica y vocal abierta átona. Las formas del
imperativo de segunda persona del singular propias del voseo (→ VOSEO) siguen, igualmente, las
reglas de acentuación; así, cuando se usan sin enclítico, llevan tilde por ser palabras agudas
terminadas en vocal: pensá, comé, decí; cuando van seguidas de un solo enclítico, pierden la tilde
al convertirse en llanas terminadas en vocal (decime, andate, ponelo) o en -s (avisanos, buscanos)
y, si van seguidas de más de un enclítico, llevan tilde por tratarse de palabras esdrújulas: decímelo,
ponételo.
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