Palabras extranjeras no adaptadas. Los extranjerismos que conservan su grafía original y no
han sido adaptados (razón por la cual se deben escribir en cursiva, en los textos impresos, o entre
comillas, en la escritura manual), así como los nombres propios originarios de otras lenguas (que
se escriben en redonda), no deben llevar ningún acento que no tengan en su idioma de
procedencia, es decir, no se someten a las reglas de acentuación del español: disc-jockey, catering,
gourmet, Wellington, Mompou, Düsseldorf.
Palabras extranjeras adaptadas. Las palabras de origen extranjero ya incorporadas al español
o adaptadas completamente a su pronunciación y escritura, incluidos los nombres propios, deben
someterse a las reglas de acentuación de nuestro idioma: béisbol, del ingl. baseball; bidé, del
fr. bidet; Milán, del it. Milano; Icíar, del eusk. Itziar. Las transcripciones de palabras procedentes
de lenguas que utilizan alfabetos no latinos, incluidos los nombres propios, se consideran
adaptaciones y deben seguir, por tanto, las reglas de acentuación: glásnost, Tolstói, Taiwán.
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