Etimológicamente significa «estudio del conocimiento», o «estudio de la ciencia», y puede
entenderse como la rama de la filosofía que estudia los problemas del conocimiento. Este término,
que empieza a generalizarse a finales del s. XIX, sustituyendo al más antiguo de teoría del
conocimiento y, luego, al de gnoseología, presenta cierta ambigüedad, por lo que no siempre se
usa con idéntico sentido. Cuando se le atribuye un significado tradicional y clásico, se refiere al
estudio crítico de las condiciones de posibilidad del conocimiento en general, ocupándose de
responder a preguntas como: ¿Qué podemos conocer?, o ¿cómo sabemos que lo que creemos
acerca del mundo es verdadero? En este caso, su objeto de estudio coincide con el de la teoría del
conocimiento. Pero asimismo -más bien recientemente- se le atribuye la función de ocuparse de la
ciencia y del conocimiento científico, como objeto propio de estudio, por lo que se identifica con lo
que, sobre todo en países de influencia anglosajona, se llama más adecuadamente «filosofía de la
ciencia» (inicialmente entendida como «metodología de la ciencia» o «lógica de la ciencia». La
tradición francesa tiende a diferenciar entre una reflexión genérica sobre la ciencia (filosofía de la
ciencia) y el estudio histórico y crítico de las ciencias, sus principios, sus métodos y sus resultados.
Mario Bunge, epistemólogo argentino que reside en el Canadá, usa indiferentemente
«epistemología» o «filosofía de la ciencia» y, en la práctica, éste es, entre nosotros, el uso común.
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